«Cacaolat» de avellanas+vainilla …y algo más

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He de reconocer que últimamente estoy bastante perruna en la cocina. Pereza. Sí, qué pasa, mi pasión y oficio, a veces tienen horas bajas. Puedo engañarme diciendo, que el calor aplastante que estamos sufriendo es el responsable, pero no, para qué mentir. La desmotivación a veces te atrapa. Yo me dejo llevar y eso alivia mi innata capacidad de tenerlo todo bajo control y bien organizadito. Ese alivio, es agradable, hasta que te dejas llevar demasiado y volver al termino medio resulta problemático. Es entonces, cuando un reto aparece y te saca de ese estado de  «teestasdejandollevardemasiado».

Esta semana me ha ocurrido dos veces, y agradezco enormemente a la gente que confía en mi, y sin querer me rescata, cuando en realidad ellos piensan que me están dando el coñazo. Conseguir que un ciclista aficionado tenga su barrita energética sin ingredientes dudosos y que no se le desmorone o deshaga con la sudada de turno, al subir la montaña y le dé una súper energía de la buena, es…ohhhh…una tremenda ilusión. Que una madre me hable preocupada de cómo incluir más fibra en la dieta de su hijo (que es difícil a la hora de comer), y yo le haga una granola para desayunar baja en azúcar (con simplemente un poco de sirope de arce ) y llena de fibra y cosas buenas y al niño le encante…ayyyy….me hincho como un globo. Este tipo de cosas son mis regalos cotidianos.

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La receta de hoy es un poco ese reto tras el cual todos nos movemos hacia adelante. El verano pasado buscaba un bebida diferente de la horchata o de la  leche de almendras que hago. Algo chocolatoso para cuando necesitas un chute de magnesio, pero nada pesado y lleno de azúcar. Pensé en el sabor del cacaolat, y me propuse conseguir algo parecido pero sano… Y de ahí surgió la avellana, con la cual nunca había hecho leche vegetal y que es muy «amiga» del chocolate. Os recomiendo que la probéis así, tal cual, sin el cacao, porque está buenísima. La vainilla vino sola, pues es un ingrediente básico en el mundo del chocolate y aquí  aporta dulzor y aroma reconocible al conjunto. Es muy importante para que consigáis un sabor redondo, que cuando lo hagáis y metáis en una botella, metáis dentro la vaina de vainilla abierta para que infusione al menos 12 horas. Yo la dejo dentro hasta que se ha terminado la leche. Luego lavo la vaina con agua, la dejo secar y posiblemente la meta en mi tarro de vodka al que le añado todas las vainas abiertas que me van sobrando, y que con el paso de los meses se transforma en una esencia de vainilla potente que uso luego en pastelería. Bastante cara es, como para no alargar su aroma todo lo posible! Siempre que la compréis comprobar que es flexible, no puede estar dura o seca. Y  guardarla en la nevera.

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Es importante que cuando te lo tomes, esté bien frío , y también es importante que te tumbes a descansar mientras lo vas degustando poco a poco, y disfrutes del momento.

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Y aqui podría acabar esta receta, pero mi siempre activa mente, busca maneras sencillas (todo un reto) de usar una receta de varias maneras.

La más fácil consiste en volcar el «cacaolat» en moldes de polo. Un recurso perfecto para cuando llega la eterna frase infantil de «tengo hambreee».

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La segunda versión, muy fácil también, constituye un snack delicioso y saciante o incluso un desayuno completo si le añades más fruta y granola por encima.

La receta es la siguiente:

700 gr de cacaolat de avellanas

1 plátano y medio

60 gr de semillas de chia

Sólo tienes que triturar el plátano con el «cacaolat», volcarlo en un bol, añadir las semillas que removerás bien con una varilla . A los 10 minutos lo vuelves a remover bien y lo dejas reposar en la nevera una hora hasta que cuaje. Lo repartes en vasitos y le pones el topping que quieras, desde frutos rojos, coco rallado, nibs de cacao o lo que se te ocurra! Es importante que esté bien frío al tomarlo.

Ahora ya sólo os queda hacer pruebas con estas tres versiones de dulce rico, sano y nutritivo. A ver cual os gusta más!

 

 

 

Ingredientes

1 taza de avellanas

7 dátiles medjool

1 litro de agua

3 tbsp de cacao crudo

1 tsp de algarroba

1 vaina de vainilla

la mitad de 1/8 de tsp de sal

Preparación

  1. Deja a remojo las avellanas 12 horas.
  2. Tritúralas con la mitad del agua y cuélalo con la ayuda de una bolsa de leche vegetal o una gasa.
  3. Tritura el resto del agua con los dátiles, cacao, algarroba, sal y el interior (las semillas) de la vaina de vainilla. Incorpora la leche colada y vuelve a triturar 20 segundos.
  4. Vuélcalo en una botella donde habrás metido la vaina de vainilla abierta que te haya sobrado. Deja reposar en la nevera al menos 6 horas para que la vaina infusione.
  5. Acuérdate de batirlo bien antes de tomarlo.
  6. Disfruta!

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