Chocolate / Dulces + postres / Recetas / sin gluten / vegano

Por fin puedo compartir esta receta con todos vosotros! Parece que a veces algunas elaboraciones muy esperadas se hacen de rogar y creedme si os digo que no es algo premeditado para teneros ahí esperando ansiosos delante de la pantalla. Pero cuando estoy en la cocina y sale algo de lo cual estoy súper emocionada, lo comparto sin tan siquiera saber cuando podré subirlo al blog con el atasco que a veces llevo de editar fotos, escribir el artículo, traducirlo….Después, cuando intento acoplarlo en mi agenda de artíclos del blog, que también es la agenda de los talleres de cocina y me doy cuenta de que me encajaría como receta en uno de los cursos de pastelería, entonces la cosa se alarga. Y luego pienso, ah! pues ya para esas fechas entonces mejor lo pongo la siguiente semana como postre de navidad. Total, que con la tontería, han pasado dos meses. Lo cual a veces también es una manera de asegurarme de que la receta sale bien de verdad ya que lo repetiré unas cuantas veces más durante ese periodo. Una se queda más tranquila cuando sabe que es efectiva 100%.

La idea de llamarlo «FREE» fue porque la intención era hacer un brownie que todo el mundo pudiera comer, independientemente de la alergia que tuviera: frutos secos, lácteos, huevo, gluten o harinas de cereales en general. Ya sabéis que para mi lo más importante es el sabor final de una elaboración. Eso, y el aspecto o presentación. Si el brownie fuera súper sano pero no estuviera riquísimo, entonces no me vale. O si estuviera rico y fuera súper sano pero su aspecto no fuera apetecible, entonces apaga y vámonos.

Por eso quiero dejar claro que lo de «free» no es sinónimo de «light» como me dijo una amiga…Hay que tomarlo con moderación, porque aunque evidentemente, no es tan pesado como un brownie clásico con toda la mantequilla y el azúcar que suelen llevar, es denso. He comprobado con tanta prueba, que si te tomas un buen trozo, no te cae como una piedra como suele pasar con uno tradicional. Yo ante todo quería que tuviera auténtico sabor a brownie. Y para eso tenía que tener una cantidad de cobertura de chocolate (ecológica y de la mejor calidad posible) importante. Intenté aportar dulzor gracias a la calabaza y el coco en varias formas: manteca, rallado y azúcar de coco (que ya sabéis que tiene un indice glicémico bastante bajo).

Ya veréis de todos modos, como ocurre con los dulces alternativos a los clásicos, que no te puedes comer tanta cantidad del tirón si te entra la gula de dulce.

El sorbete por su lado me pareció una alternativa refrescante y súper saludable que además aportaba un toque de contraste al conjunto y te permite usarlo como postre montado sencillo. Es súper fácil de hacer con la técnica de guardarlo en cubitos congelados listos para ser triturados al momento como pasa en esta receta de la galette de pera. Además como tienes que cocer la calabaza para el brownie, cueces más cantidad y la usas para el sorbete y ya verás lo rápido que se hace. Por lo tanto te aconsejo tener la calabaza hervida para ambas cosas, hacer primero el sorbete y congelarlo, y al día siguiente hacer el brownie.

Os doy también la idea (cosas que ocurren cuando pasa tiempo hasta que comparto la receta) de cocerlo en molde tipo ramekin y comerlo tibio con una cuchara!

Ya me contaréis la cara de sorpresa que pone la gente cuando se enteren de los ingredientes no clásicos que lleva .