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Si uno de tus propósitos en tu lista de tareas, esa que se alarga y parece que nunca acaba, es meditar, tengo la solución! : ponte a pelar guisantes…puedes hacerlo sólo o en familia. Si lo haces solo, al ser un acto repetitivo, puedes sentir en la presencia del momento y en la concentración que implica, algo muy parecido a estar meditando. Pero pelar guisantes, que para muchos puede resultar una pérdida de tiempo, si lo haces en familia, implica también una conexión preciosa al compartir una tarea entre todos, que luego se disfrutará en la mesa. Tus hijos aprenden a conocer un producto, a probarlo crudo y a conocer las temporadas de los alimentos. Les estás educando y estás creando una tradición familiar. Y esto hoy en día es un REGALO.

En la receta de hoy evidentemente me he dejado llevar por esta maravillosa leguminosa que en mi cabeza asociaba a una sopa bastante clásica que se acompaña con yogur y menta. Aunque mi mente pensaba en una idea de sopa para el blog, en este caso me vino la idea al hacer  hace poco makis en casa. Pensaba en qué otro cereal podría usar que no fuera arroz o quinoa. Y me vino a la cabeza el mijo, que es un ingrediente que me cuesta integrar en mi cotidianidad. Y eso que tiene muchísimas propiedades, es alcalino, lo cual ya es un lujo en un cereal, no contiene gluten, está cargado de minerales y vitaminas, así como fibra y la capacidad de ayudar a los intestinos a limpiarse. Es un anti fúngico con lo cual es perfecto para problemas de cándida. Vamos, razones suficientes para empezar a practicar con él. Lo puedes emplear para hacer pilafs, rellenar verduras, en masas de bizcochos para aligerar la textura o para hacerte porridge en invierno.

Volviendo a la idea de los makis, cuando me propuse hacerlos con mijo, la asociación guisante + menta me la presentó la estación en bandeja. El mercado a rebosar de guisantes y mi maceta de menta tres cuartos de lo mismo. Guisante + menta = dulce + frescor, pero ese dulzor necesita chispa ácida = el limonero del jardín me hacía señas. Yo soy una loca enamorada de la acidez, y esta nota puede resaltar cualquier plato (o dulce)  frente a una sosez que la sal no sea capaz de arreglar.

Lo importante de la receta reside en simplemente escaldar los guisantes, que no pierdan textura crujiente. El escaldarlos ayuda a la textura de la mezcla y a que sean más digestos. Si pelas mucha cantidad de guisantes, puedes congelarlos y tener tu propio stock. Y con el mijo, hierve el doble de cantidad que en la receta, reserva una parte y tienes cereal listo para hacerte una ensalada o lo que te apetezca otro día.  Es importante, cuando uno cocina, tener este lema en mente » COOK ONCE, EAT TWICE», es decir cocina una vez pero come varias veces, lo que en definitiva implica optimizar tu tiempo en la cocina.

y recuerda MEDITA Y EDUCA!