Ensaladas / Platos principales / Recetas / sin gluten / vegano

El otro día estuve a mediodía en un restaurante, y por más que miraba la carta, y aún teniendo hambre, sólo me apetecían los entrantes, y más concretamente los que me transmitieran frescor inmediato, a saber, cualquier tipo de ensalada o plato cuyos componentes fueran en su mayoría crudos. La verdad que luego lo agradeces, aunque si llegas con hambre y no te escuchas, te pedirías cualquier cosa más pesada, de la que luego uno puede arrepentirse….

La receta de hoy reúne la posibilidad de hacer un plato completo, energético y digestivo pero a la vez refrescante. El secreto está en añadir la fruta (puedes usar melocotón, paraguaya o albaricoque), que le da un toque de frescor y dulzor y una buena dosis de zumo de limón. La cantidad de zumo es variable, pero es que a mi me gustan las cosas tirando a ácidas. Si algún día haces un plato y te parece que está soso, prueba a añadirle un toque de acidez con limón o vinagre, en vez de ponerle más sal. Se produce un milagro gracias a ese contraste! Y no sólo hablo de ensaladas, hablo en general, desde un guiso en invierno, a un postre.

La elección de tres cereales me vino en un principio por querer cambiar el cereal en la receta tradicional. La quinoa era la opción más interesante y fácil. Así que si no te quieres lanzar a hacerlo de primeras con los tres cereales, perfectamente puedes hacerlo solamente con uno. Pero luego pensé en que podía ser divertido mezclar tres cereales sin gluten, por un lado para practicar más con ellos y, y por otro para jugar con sus distintas texturas.

De la quinoa y el amaranto ya os he hablado en otros posts, pero brevemente os recuerdo que la quinoa es un pseudo cereal ya que no pertenece a la familia de las gramineas sino a la de la remolacha o espinaca. Su principal característica es su gran aporte energético y su carga protéica, además de ser de fácil digestión. Contiene además altas dosis de calcio. El amaranto tiene también un alto grado protéico, mucha fibra y vitaminas, así como un amino ácido ausente en la mayoría de los cereales: la lisina. También contiene mucho calcio.

El mijo, un cereal cuyo sabor y textura me ha costado integrar, es el único cereal alcalino que hay. Esto por qué es importante? Porque hoy en día la gran cantidad de productos que comemos son ácidos, lo que a la larga nos debilita si no compensamos con una gran cantidad de alimentos alcalinos, presentes principalmente en frutas y verduras, legumbres, germinados, algas…. El mijo es también, un poco como los dos anteriores, alto en proteínas, vitaminas y fibra. Tiene la capacidad de limpiar los intestinos y como es antifúngico es interesante para personas con problemas de cándida. Si se asocia con calabaza aumenta su poder medicinal en el estómago, el bazo y el páncreas. Este invierno ya sabéis, calabazas rellenas de mijo o sopa de calabaza con mijo…

Muy pronto compartiré una receta de hamburguesa vegetal con mijo, ya que es muy practico por su textura. Pero por ahora, a practicar con esta receta veraniega 100%.