Desayunos + snacks / Dulces + postres / Recetas / vegano
En la receta de esta semana nada ha salido como lo tenía planeado. En realidad, NO tenía nada planeado!! El «lanzamiento» y pruebas de nuestros panes me han tenido bastante atareada. Algunos sabréis, que aprovechando las vacaciones de mi chico, hemos decidido hacer una prueba, y venderlos los sábados en el mercado de nuestro pueblo vecino. Ha sido todo un éxito, y un agotamiento. Así que pese a tener una lista de recetas para el blog, no tenía nada claro que iba a poner esta semana. Aunque mi intención es poder avanzar dos o tres recetas cada semana para así no ir tan pillada, el día a día me interrumpe esta intención. El día a día, o mis distracciones varias, o mis prioridades cambiantes. Pero cada vez que me surge un abismo como el de esta semana, en la cual, a dos días de ser miércoles, no tengo ni fotos, ni siquiera claro el qué ni el cómo saldrá, siempre surge algo que me hace rellenar una «entrada» más en el blog. Confianza e intuición se dan la mano y zás el problema se ha resuelto.
Esta vez, la responsable ha sido la gratitud. Porque cuando uno tiene amigos que utilizan sus dotes para ayudarte a desarrollar un proyecto, darle forma e imagen de forma gratuita, generosa y sin esperar nada a cambio, no puedes más que estar agradecido. Y para mí, no hay mayor demostración de gratitud que regalar comida hecha con amor. Vuelcas toda tu energía y cariño en cualquier mezcla que hagas, sonriendo al imaginar la sorpresa y disfrute de la persona que lo recibirá. Es un acto de gratitud increíblemente gratificante. Qué más se puede pedir?
Y además en este caso la recompensa ha sido doble. La idea de estas galletas, surgieron porque son súper sencillas de hacer. Y se me ocurrió no sólo regalarlas sino adjuntar una cartita con la receta. La persona que las recibía no es una fanática de la cocina que digamos. Estaban pensadas para sus hijos. Me dijo que les habían encantado, y que al día siguiente había ocurrido una cosa preciosa: se animó a hacer la receta sola (ya que el bote de galletas en cuestión había sido devorado), cuando de repente sus dos hijos pequeños se unieron a ayudarla y acabaron la tarde pasándolo genial, haciendo bolitas y chafándolas con un tenedor. Ay! No puedo describir la emoción interior y la magia de que lo que das, vuelve a ti: la que hacía el regalo era yo, pero al final fui yo la que recibió un regalo lleno de gratificación!
La receta como podréis ver es muy sencilla. Basicamente es aceite de coco fundido, tahine o cualquier puré de frutos secos ( a mi amiga le hice mitad tahine, mitad cacahuetes), sirope de arce, sal y harina, en este caso de kamut, aunque puedes usar avena. Añadirle semillas y ralladura de limón son opcionales. El kamut es una variedad antigua de trigo originario de Egipto, más digesto que el tradicional y con un importante componente energético. Aunque contiene gluten, la gente con sensibilidad lo tolera mejor, consumido con moderación.
Como podréis observar son una fuente importante de calcio por la cantidad de sésamo que tienen y además al no llevar ningún tipo de azúcar refinado, tan sólo un poco de sirope de arce, podemos hablar de un dulce que nos alimenta! Perfecto para peques: para que tengan una opción saludable dulce, y una receta en la que puedan colaborar cuando se las hayan comido todas!
Así que ya sabéis, si queréis demostrar gratitud hacía alguien, esta receta es una buena aliada.
Ingredientes (36 ud)
50 gr de aceite de coco fundido
60 gr de tahine
40 gr de sirope de arce
90 gr de harina de kamut (o espelta)
una pizca generosa de sal
20 gr de semillas de sésamo
ralladura de un limón ( sin tratar)
Preparación
- Enciende el horno a 180ºC.
- Mezcla en un bol el aceite fundido, el tahine y el sirope con unas varillas.
- Añade la sal y la ralladura de limón y vuelve a mezclar.
- Incorpora la harina y el sésamo mezclando hasta que la masa esté homogénea y puedas hacer una bola. Si ves que te cuesta formarlas, mete la masa unos minutos en el congelador hasta que veas que está maleable y las puedes formar sin problema.
- Con las cucharillas medidoras, coge la de 1 tsp y úsala de medida para hacer las bolitas. Redondéalas todas. Pon un bol con agua cerca. Aplasta con el dorso de un tenedor cada bolita, pasándolo por el agua si se te pegara a la masa.
- Hornéalas 8/9 minutos, o hasta que estén doradas.
- Deja enfriar encima de una rejilla y guárdalas en un bote hermético.
- Disfruta!
Me has puesto un nudo en la garganta. Has transmitido el sentir de gratitud y la alegría de una forma tan vívida que me parecía estar comiendo las galletitas mientras te veía sonreír. Gracias generosa¡¡
besossss
Al fin, las hemos hecho y Mía me ha dicho: !Qué delicia, mamá!
Gracias, María por poner a nuestro alcance cosas tan ricas.