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Parece que la primavera ya se va asentando en el clima y la tierra, pero también en nuestro cuerpo. Salimos de una época de frío, donde nuestro organismo ha necesitado más grasa y calor para combatir el frío (momento hibernación). Pero igual que la naturaleza eclosiona, germina y florece, nuestro cuerpo también necesita renacer, limpiarse y renovarse. Y he aquí que, una vez más, podemos observar, como la madre naturaleza nos ofrece un sinfín de vegetales o frutas que nos van a ayudar a regenerarnos en ese preciso momento: alcachofas, espárragos, rabanitos, germinados de cualquier tipo, espinacas, hinojo, rúcola, fresas, menta, cebollino….No es increíble? Que en invierno necesitamos más dosis de vitamina C, pues Madame La Tierra nos da cítricos y kiwis! Por eso es taaan importante comer productos de temporada (entre otras cosas), para no perder esa energía vital que nos ofrecen en cada estación. Y en cada cambio de ciclo, disfrutar de cada producto como si fuera un regalo.

Uno de los vegetales que menos abundan en nuestra dieta son los vegetales verdes. Si pensamos en verde, podemos imaginar una selva o un bosque. Y en una selva o bosque lo que se respira es aire puro no? Pues bien, todo lo que sea verde, nos aporta frescor, limpieza, depuración. Especialmente los vegetales de hoja verde, sobretodo  si se consumen crudos. Ese color nos aporta clorofila, y esta, limpia nuestra sangre.

Pero claro, cómo salir de la típica ensalada? Con esta serie quiero daros ideas para aumentar ese consumo de manera divertida, rica y donde todos los miembros de la familia disfruten. Por eso la receta de hoy es una de las más fáciles para que, hasta los más pequeños tengan a mano un snack, que sin saberlo, les está nutriendo. Te aconsejo que si las haces por primera vez y tienes niños, omitas el tandoori.

Si tienes huerto, son la mejor manera de crearte un stock cuando tienes mucha cantidad de hoja verde y no sabes que hacer con ella.

Puedes poner la mezcla que más te guste. Yo en este caso utilicé espinacas, rúcola salvaje, kale, diente de león y hoja de coliflor, porque era lo que tenía a mano.

La próxima vez que invites a tus amigos a comer, ponlas en el aperitivo y a ver qué pasa….

Son totalmente adictivas! Ya verás como vuelan.

Y de repente, antes de publicar, se me ocurre, que también las puedes usar si las rompes un poco, sobre una sopa, un arroz con verduras o un curry.